*
Sesenta minutos valen
para hacer un amistad,
y tan solo una hora basta
para jamás olvidar,
el respeto, una promesa,
la impaciencia por llegar
esa próxima llamada
en la que volver a hablar.
Solo sesenta minutos,
ni uno menos, ni uno más,
que acortaran la distancia,
haciendo el mundo pequeño,
dejándome tus palabras,
tan cerca, a la vez tan lejos,
y al escuchar tu susurro,
sentir tu aroma en el viento.
Sesenta minutos dejan,
La noche desnuda en ti,
aclara la eterna niebla,
que se apodera de mi,
templa este frió invierno,
sacándome a relucir,
las pasiones desatadas,
tu fragancia en elixir,
sensualidad en tu voz,
la que anoche pude oír.
Tan solo han de ser sesenta
minutos los que deseo,
en mis sentidos enfrenta,
la calma, el desasosiego.
Tres mil seiscientos segundos,
por los que ayer casi muero,
velando una noche eterna,
haciéndome tan pequeño,
que soñé que han de llegar,
juntos tu sueño y mi sueño,
trayendo para ofrendar,
la luz de tu firmamento,
pues en tus labios hoy duermen,
dos estrellas y un lucero.
Sesenta minutos tuve,
en los que el tiempo fue eterno,
sesenta minutos solo,
para guardar un recuerdo.
*
Para M. M.
*
Carles C. 02/I/2013
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