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Nunca existió batalla
ni tan grandes soldados
ni tan valientes armas,
como son los ensayos,
como son los poetas
o una pluma en sus manos.
Las guerras no se ganan
solo con cañonazos,
únicamente, amor,
podrá al hombre encumbrarlo
al lugar que merece
del cual fue despojado,
por el propio egoísmo
del más necio y vil amo,
solo su fuerza bruta
fue pelea y mandato,
solo su sin razón
fue el único espartano.
Juntémonos, poetas,
bastante hemos llorado,
que sea nuestra tinta,
nuestra flecha y nuestro arco,
nuestro mejor ataque
de batalla en el campo.
Por el bien de este mundo
debemos agruparnos,
disparemos poemas,
no quedarán villanos
que puedan rebatir
armas que argumentamos.
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Carles C. 23/XII/2014
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Foto: 123rf.com
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