“Mi óbito y yo”
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No caminas tú, hacia mí, sino al contrario
un paso cada día en tu busca doy.
Supongo, siguen agarradas tus huesudas manos
a esa guadaña amenazante.
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Bien supones en cuanto al filo
que porto como báculo y apoyo,
pero erróneo estás en la creencia
que eres tú, el que camina en mi vereda.
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No amiga mía, yo te digo
que en mis manos, para ti llevo, una rosa
esperando prontamente discernir
el aroma putrefacto de tu estampa
y en el gesto una sonrisa de esperanza
cual presente por tu blanca calavera.
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¿Acaso no respetas el hábito que llevo,
ni la vejez que acompaña mi osamenta?
¿Dónde escondes el temor de tu última hora,
los sollozos y lamentos pertinentes?
¿No te postras de rodillas ante mí?
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No, en pie te espero,
no eres más que mi próxima vida
exenta en las sangres de estas guerras,
en el hambre del infante inocente,
contigo no volverá la enfermedad a ser mi dueña.
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¿Siendo la muerte soy tu cura?
Así sea...
Tu valentía hace que mi indulgencia contigo
se apresure a rescatarte de esta tu existencia.
Soy para ti la vida venidera
y tú para mí, siguiente muerte...
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Carles C. 03/XI/2014
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Foto: taringa.net
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