“Ayer, hoy y siempre… ¡Mujer!”
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¿Qué pecado cometes sabiéndote mujer?
¿Quizá es el de dar vida? ¿Quizá el de dar la tuya?
¿O quizá solo sea que un hombre lo decreta?
Varón que no te mira ni tan siquiera escucha
un día arrepentido de rodillas llorando,
implorará el castigo de tus dos manos justas.
Se dará cuenta entonces del abuso
que en mujer fue silencio, no denuncia,
silencio de su madre y de su hermana,
silencio de la hembra que se angustia
entre dolor de parto al dar su sangre,
perdiendo juventud y donosura.
Exijo a la mujer
que sea: quien inculpa,
gobernando el destino
del hombre que la anula.
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Carles. C. 26/XII/2014
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Foto: 123rf.com
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